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Desposeído de sus siete Tours, abandonado por sus patrocinadores y retirado de su fundación, el texano renuncia a defenderse

«Ahora quien tiene que hablar es Lance Armstrong», diceMiguel Indurain, extrañado como tantos otros del ruidoso silencio del exciclista texano. Desposeído por la Unión Ciclista Internacional (UCI) de sus siete Tours y «borrado» de la historia del ciclismo; abandonado por sus patrocinadores, con la multinacional Nike a la cabeza; retirado «voluntariamente» de la Junta Directiva de la Fundación Livestrong, que él mismo creó hace quince años para luchar contra el cáncer, la elección que ha tomado un tipo caracterizado por su combatividad es sorprendente.

Antes de que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada)hiciera público el demoledor informe en que acusaba a Armstrong de liderar «el sistema de dopaje más sofisticado del mundo», el deportista había hecho público un comunicado en el que daba pistas sobre su futura estrategia: «Llega un momento en la vida de un hombre en que tiene que decir basta. Para mí, ese momento ha llegado. El coste que ha tenido para mi familia y el trabajo de mi fundación me ha llevado a terminar con este sinsentido».

Cada hito en el proceso de desmontaje de su leyenda ha sido contestado con un absoluto mutismo.Ni los ataques ni los apoyos, que también los ha habido, sobre todo de corredores españoles, han provocado reacción alguna en Lance, que solo ha dejado algunos detalles en Twitter (@lancearmstrong) de su estado de ánimo. En su perfil desapareció la frase «ganador de siete Tours», que fue sustituida por «Raising my 5 kids. Fighting Cancer. Swim, bike, run and golf whenever I can» (Criando a mis 5 hijos. Luchando contra el cáncer. Natación, ciclismo, atletismo y golf cada vez que puedo).

Aunque entre felicitaciones a sus fans (parece acordarse del cumpleaños de todos) y anodinos mensajes ha difundido una fotografía en la que aparece tumbado en el sofá de su casa; colgados en la pared, los siete maillots amarillos de sus Tours. «De vuelta en Austin, tirado por ahí...», dice. Que la elección haya sido el silencio no significa que Armstrong no se permita pequeños gestos de arrogancia o de reivindicación, según se mire.

Tal vez el agotamiento sea sincero. O quizás haya comprendido que se encuentra al final de la escapada y la defensa es imposible.Entretanto, su castigo sirve de ejemplo para las autoridades. El último que se ha referido a él es el presidente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), John Fahey: «El caso Armstrong ha ayudado a la lucha contra el dopaje, porque sirve para sensibilizar a la gente. Demuestra que se puede desenmascarar una red organizada en todo un equipo», ha dicho Fahey en París, donde asistió a la primera conferencia conjunta del mundo del deporte con el sector farmacéutico.

Fuente:http://www.abc.es

 

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