Desde el Mundial de Atletismo de Berlín en 2009, el hiperandrogenismo afecta a las atletas como a la sudafricana Caster Semenya, quien fue sometida a exámenes de sexo por su musculatura. Desde entonces hay una batalla mediática y jurídica para que puedan competir.
Al respecto habla el doctor Roberto Rodríguez: "Es la producción de hormonas no femeninas, hormonas masculinas, sobre todo derivadas de la testosterona en la mujer. Que puede darle características diferentes a la atleta, inclusive parecerse más hombre que mujer tener características de bello, más fuerza y más resistencia".
Recientemente, Semenya, campeona mundial y olímpica no pudo revalidar su título mundial porque según la IAAF todas las atletas hiperandróginas deben someterse a un tratamiento médico para que se les permita competir, pero ellas alegan que va en contra de sus derechos.
"En las Olimpiadas del 68 se empezaron a hacer estudios antropométricos para ver las características de los atletas, se hacían las cartas antropométricos con los atletas desnudos, sin ropa para determinar su sexualidad porque antes se pensaba que alguien tenía más fuerza podría no ser necesariamente mujer".
En mayo de 2018, la IAAF instauró un nuevo reglamento que impone a las mujeres hiperandróginas que deben bajar sus tasas de testosterona para participar en pruebas internacionales porque son más fuertes con respecto al resto de las competidoras.
"Sí hay una ventaja porque al estar masculinizada las mujeres tienen una ventaja en cuanto a más fuerza y en cuanto a más resistencia"
Fuentes: https://www.marca.com/claro-mx/otros-deportes