La fiebre por romper los límites en los 42,195 kilómetros se contagia en Chicago, donde la keniana Brigid Kosgei (2h 14m 4s) mejora en más de un minuto el récord que se creía imbatible de Paula Radcliffe.
salta el Atlántico y se contagia y se multiplica en Chicago, donde apenas , una mujer keniana, Brigid Kosgei, de 25 años, rompe una barrera que se creía imbatible, la de las 2h 15m, y deja el récord mundial femenino de los 42,195 kilómetros en 2h 14m 4s, un minuto y 21s menos que la marca que fijó la británica Paula Radcliffe en el maratón de Londres de 2003.
La maratoniana keniana, nacida el 20 de febrero de 1994 y entrenada en su país, a 3.000 metros de altitud, por Erick Kimaiyo, se había convertido en abril en la más joven ganadora en la historia de Londres, donde obtuvo su segunda victoria consecutiva tras haberse impuesto en Chicago ya en octubre pasado. Su mejor marca eran las 2h 18m 20s con que ganó en Londres, la séptima de la historia. En la carrera del récord, en la que rebajó su marca en más de cuatro minutos, corrió con las zapatillas atómicas de Nike y hasta el kilómetro 39 le marcaron el ritmo dos liebres masculinas. Ninguno de esos elementos está prohibido por la IAAF, que ha iniciado los trámites para homologarlo.
La keniana corrió a una media de 3m 11s el kilómetro; a 15m 55s los 5.000m. Y salió como un rayo: el paso por los cinco kilómetros fue de 15m 28s. Parecía tan desaforado que Paula Radcliffe, la plusmarquista desposeída, que estaba presente, dijo: “Si es capaz de no morir en el intento, si no desfallece después de una salida tan rápida, esta mujer va a batir mi récord. Levantó el pie y reguló su ritmo en 16 minutos cada cinco kilómetros. El kilómetro 10 lo pasó en 31m 28s, lo que permitía augurar un tiempo final de 2h 12m 26s, y la media maratón en 1h 6m 59s (su plusmarca en la distancia es de 1h 5m 28s), que ya indicaba un récord final de 2h 14m, una previsión que solo desbordó en 4s.
Destaca la crónica publicada por la IAAF que la primera mujer que ha sido capaz de abatir la barrera de las 2h 15m sólo se permitió sonreír en los últimos 20s de su carrera, cuando empezó a intuir la magnitud de lo que estaba consiguiendo. Había rebajado en 1m 21s una marca tan imposible que se había mantenido 16 años como récord del mundo, el récord que más tiempo se ha mantenido en maratón, masculino o femenino, en la posguerra, y que había hasta resistido la espectacular mejora de marcas que el siglo XXI, la masificación del deporte femenino, el despertar de la mujer africana y las zapatillas Nike han traído consigo.
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