Entrenar nos abre el apetito, pero esto no significa que debamos comer todo lo que encontremos en la nevera como “recompensa”. Un buen entrenamiento también lleva una buena alimentación, y si sabemos combinarlo no sólo nos sentiremos mejor, sino que veremos mejores resultados en nuestro rendimiento físico. A continuación algunos consejos para romper con esos “atracones” que dan después de un entrenamiento:
Come cada 4 horas. Dar a tu cuerpo un suministro establecido de calorías mantiene tus niveles de azúcar y apetito estable antes, durante y después del entrenamiento, evitando que tengamos una respuesta excesiva al deseo de consumir los próximos alimentos.
Consume proteínas en cada comida. Las proteínas incrementan la sensación de saciedad y ayudan a mantener el apetito bajo control al estimular las hormonas del estomago que ayudan a sentirnos satisfechos.
Come más fibra. Los alimentos ricos en este nutriente te harán sentir satisfecho y no poseen muchas calorías.
Apaga la sed con agua. El ejercicio tiende a incrementar la necesidad de hidratarte, pero muchas personas confunden la sed con el hambre.
No te dejes llevar! es importante organizar las comidas para evitar consumirla en exceso, producto del “hambre” después de un entrenamiento.
Por Marlenny Peña.
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Fuente: prevention