Por Jorge Chaljub
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A ver si a ustedes no les ha pasado. Siempre que me encuentro con alguien en la calle su saludo es, ‘Dime, ¿Cómo va esa corredera?’, o ‘Que dice ese maratonista’ (sin importar que seas un corredor de 5k o 10k).
Constantemente, los corredores somos bombardeados con toda clase de preguntas, lo que por lo menos a mí no me molesta. Donde llega mi desesperación es que después de todo terminan diciéndote, “Pero tu nada más hablas de correr”.
Hagan una reflexión, miren si en sus círculos sociales –no solo con quienes corren– les hablan a ustedes de otra cosa que no sea eso. Seamos sinceros, no importa que sea un familiar que tengas un tiempo sin ver o algún amigo, siempre llega a la conversación el running.
Preguntas desde ¿Cómo empezaste a correr?, ¿Para qué pagas para sufrir tantos kilómetros? Y otras más que cada vez se van poniendo más ridículas.
¿Mi recomendación? He aprendido a no desesperarme, a sonreír, a entender y aceptar que nos ven como si no fuéramos normales. Realmente no lo somos, somos corredores y es algo que los “mortales” no comprenden y por eso cuestionan tanto.
Véanlo como admiración, no solo vean a los que hacen preguntas necias y aprecien a quienes se acercan a ustedes buscando conocimiento porque les llama la atención este estilo de vida.
“Hazle a alguien el mejor regalo de su vida, llévalo a correr”.