Puede que al final de una competición, con el arco de meta a la vista y la perspectiva de conseguir una cierta marca personal, te vacíes y acabes vomitando nada más cruzar el arco de meta. Algo que, además de engorroso, puede producirte vergüenza (sobre todo si no has conseguido la marca buscada). La creencia más común es que se debe a sobrepasar el umbral de ácido láctico. ¿Qué quiere decir? ¿Es malo? ¿Cómo mejorar el umbral de ácido láctico? ¿Hay que superarlo?
Veamos: siempre que no tengas problemas médicos de consideración ni reflujo esofágico, tú decides qué hacer al acercarte a la línea de meta. Sea o no sea el ácido láctico el culpable, tienes que decidir si dar el máximo (y vomitar) o aguantar un poco (y evitarlo). También puedes entrenar para mejorar el umbral de ácido láctico para ver si, como consecuencia, eres menos propenso a vomitar al acabar la carrera. Si quieres aumentar el umbral láctico debes entrenar distancias cortas a ritmo de competición (o más rápido) con intervalos que permitan una recuperación corta antes de la siguiente tanda.
Si corres para divertirte, lo mejor será que aflojes un poco en la línea de meta. Evitarás sentirte mal al vomitar y te encontrarás algo mejor. Si tus objetivos son la victoria, un trofeo o una determinada marca, entrena duro para solucionar los vómitos. Aunque he de señalar que vomitar al terminar una carrera no te causará ningún daño a largo plazo. Como tampoco lo hará entrenar para mejorar el umbral de ácido láctico de vez en cuando.
Fuente: http://www.runners.es/
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