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Por José Alejandro Ayuso
Juez del Tribunal Constitucional y corredor.

Es lo que hace el destacado novelista japonés Haruki Murakami en su libro titulado De qué hablo cuando hablo de correr, cuya lectura fue interesante y placentera por ciertas razones (o sinrazones) que les voy a compartir en este escrito. Pero antes, algo de mi breve historia sobre correr…¡en tiempos de pandemia!

Admito que, al empezar a hacer jogging, footing o simplemente a correr con cierta frecuencia hasta participar en unas cuantas carreras de 10 kilómetros, no leí gran cosa sobre este fascinante deporte: jugaba algo de baloncesto, pero, a mis 56 noviembres, éste puede ser de “alto riesgo” para la salud por los violentos fouls que unos cometen y otros reciben.

De manera intuitiva y, por aquello de mente-sana-en-cuerpo-sano, comencé a correr por la arena de la playa de Juan Dolio cuando iba, los fines de semana, a mi segunda casa en Aqua Loft, con frecuencia en compañía de mi vecino y compadre Guaroa Noboa quien siguió entrenando e hizo el maratón de Nueva York, es decir, que ya corrió sus primeros 42 kilómetros. 

Para inscribirme en las carreras me hice de una cuenta en el portal interactivo www.santodomingocorre.com y, en marzo 11 del 2008, por primera vez participé en Carrefour 10k junto a mi entrañable amigo Jaime Aristy Escuder, quien me acompañó a pesar de ser un maratonista consumado: lo hicimos a un ritmo de 6:42 km y en un tiempo de 1h 7 min según la aplicación Strava. 

Luego corrí unos cuantos 10k más en lugares tan agradables como Bayahibe y el mismo Juan Dolio donde inicié mis corridas, hasta que a finales del 2019 me inscribí en el medio maratón de New York City. Para ello comencé a entrenar en MarunClub bajo las instrucciones del maestro Mario Martínez y junto a un grupo de buenos corredores, algunos de élite, todas buenas personas.

En proceso de preparación para mis primeros 21 kilómetros, el 23 de febrero de este año corrí el Carrefour10k y lo hice en 59m 11s a un ritmo de 5:48 km; luego corrí 16 y 18 kilómetros en buenos tiempos y me sentía bien preparado y muy motivado para afrontar y disfrutar la que también era mi primera carrera internacional.   

Es conocido que pocos días antes del inicio del medio maratón que correríamos por las calles de la Big Apple las autoridades de la ciudad cancelaron la carrera por el riesgo de contagio del coronavirus y, como lo estamos padeciendo hasta no sabemos cuándo, la pandemia nos confinó en nuestras casas y correr al aire libre se convirtió en una actividad prohibida.

Un poco de mi historia para ambientar porqué, al ver truncada mi aspiración de correr el #UnitedNYCHalf y sólo poder hacerlo en una máquina iWalk, decido adquirir por Amazon un libro sobre correr que recayó en el del destacado escritor de ficción Haruki Murakami quien, a pesar del ávido lector de novelas que soy, no lo conocía a él ni a su obra.   

Por supuesto, cuando veo las ofertas de “libros sobre correr” me llama toda la atención el hecho de que un literato famoso, es vez de ser un dandi que a sus 56 años (los tenía cuando escribió este libro, hoy tiene 71) llevaba una vida libertina, Murakami es desde joven un consagrado corredor que, a partir de su experiencia en decenas de maratones, triatlones y de un ultra maratón de 100 kilómetros, escribió “una especie de ‘memorias’ que giran en torno al hecho de correr”.

De entrenamiento diario, disciplinado y riguroso, Murakami trataba en todas sus carreras de mejorar sus tiempos, de hacerlo mejor cada vez, no en plan ganar los primeros lugares reservados para los corredores de élite, pero aspirando a terminarlas siempre de la mejor manera posible para alguien que, como él, dedicaba tiempo y esfuerzo a prepararse física y mentalmente para correr.

Escrito en primera persona y de forma amena, con descripción de lugares, paisajes y “caminos de todo el mundo” corridos y recorridos (literalmente), aseguro que este libro hará mucho bien a todo corredor que comprobará en esas páginas lo que el autor cuenta sobre correr: que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.

Por último, comparto el epitafio que Murakami quisiera para sí: “Escritor (y corredor) (1942-20**) Al menos aguantó sin caminar hasta el final”. En mi caso, que tampoco me gusta caminar en las carreras, la lectura de este formidable libro ha fortalecido mi convicción de que voy a seguir corriendo hasta que-el-cuerpo-aguante porque ya correr “se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental”.

 

 

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