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Por Nadia Polanco
njpolancoe@gmail.com

Cuando encontramos el enfoque correcto de lo que implica mejorar como corredores, llegamos a la conclusión de que el momento en que esto ocurre es cuando empezamos a creer en nosotros mismos.

Ademas de nuestros tiempos o de las distancias que hacemos; cuando entendemos que la finalidad de mejorar no es establecer comparaciones con esas medidas.

Y es que aunque mejorar muchas veces implica que buscamos tener mejores tiempos o hacer otras distancias, mantenernos compitiendo con los tiempos de otras personas nos puede llevar al camino de la decepción y el sentimiento de no logro.

Pero eso lo sabemos y nos lo repetimos cada vez que salimos a correr.  Existe el deseo personal de mejorar el tiempo que hice antes o de llegar un poco más allá.

No me malentiendan; una competencia sana, la que no hace daño, ni a la persona que admiras ni a ti, muchas veces nos ayuda a avanzar. 

No se trata de que en tu interior tu intención sea usar a alguien o como dice una frase "entrenar para que la persona que admiras sea tu rival".  Nunca la finalidad de el sentido de competencia debe ser crear rivalidades malintencionadas, sino la competencia basada en la admiración y respeto enfocados en la mejoría continua de todos los aspectos del entrenamiento. Enfocados en lo que tenemos que hacer y no en lo que hace otra persona.

Cada pisada que damos debe ser hecha con la intención de ser mejor, de dar lo mejor y con esto no me refiero a velocidad. 

Ser mejor se trata de tener disciplina, entrega, consistencia y de dar lo mejor que se tiene en cada entrenamiento, lo cuál repercutirá, entonces, en mejores tiempos.

Debemos entrenar enfocados en ser mejores. Un enfoque en mejorar mantendrá la motivación de ir cada día a entrenar. Por el contrario, en algunas situaciones que no plantearnos nuevos retos podría llevarnos a la desmotivación.

Es cierto, debemos tener el deseo de querer ser siempre mejores de lo que fuimos, tomar esa decisión nos hace avanzar, nos hace manternos enfocados y nos hace cambiar siempre para bien.

Pero al final de cada meta, entendemos que la competencia no es con la persona que corre a tu lado, sino contigo mismo, con tus ganas de seguir, las que te impiden  detenerte o de elegir el camino fácil.

Que no se trata de vencer a otra persona, sino de vencerte a ti mismo, que es la evolucion de saber que puedes hacerlo mejor, que nada tiene que ver con el tiempo que hizo otra persona, y en ese momento en el que ves el cronómetro avanzar casi burlándose de ti, entiendes que tu competencia es ese segundo que sólo tu, con lo que hayas hecho enfocado desde el inicio en tu progreso y no en el de otros, puedes arrancarle a ese cronómetro, entonces, es cuando puedes celebrar el objetivo conquistado. 

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